En un salvaje enfrentamiento de laser tag en el patio trasero, un jovencito tatuado se enfrenta a su musculoso novio, pero tiene un travieso plan: perder a propósito para ganar el gran premio. En cuanto termina el juego, se arrodilla y suplica por su gran polla. Su novio le hace caso y lo dobla para que se la folle a pelo en todos los sentidos. La piel tatuada del jovencito brilla de sudor mientras recibe cada golpe apasionado y gime pidiendo más. La casa resuena con su deseo, que culmina en un orgasmo desordenado que hace sonreír al perdedor. Esta tórrida y juguetona escena mezcla potencia atlética y sumisión, ¡perfecta para los amantes de la acción y los juegos de rol con amigos!