Rod Peterson va en bicicleta por Presidio, disfrutando de la hermosa costa del Pacífico de San Francisco. De repente, se le rompe la cadena. Por suerte para él, un buen samaritano llamado Ryan Rose se ofrece a ayudarle. Ryan lleva a Rod de vuelta a la tienda donde Ryan dirige un servicio de mensajería en bicicleta llamado "Urban Spokes". Sus miradas se cruzan y, de repente, se besan frenéticamente. Se quitan la ropa de spandex, Rod se tira al suelo y rodea con los labios la enorme polla de Ryan. La saliva gotea por todas partes mientras Ryan empuja sus caderas, introduciendo su carne hasta el fondo de la garganta de Rod. Ryan también se la mete a Rod y luego le da la vuelta para comerse su perfecto y rosado agujero. La saliva de Ryan se esparce por el culo peludo de Rod, permitiendo a Ryan deslizar su polla hasta el fondo. Mirando por encima de su hombro, Rod se queda con la boca abierta de asombro al sentir el intenso placer de la polla de Ryan llenándole. Rod se sienta y muestra sus fuertes piernas rebotando sobre la polla de Ryan. Rodando sobre su espalda, Rod pone una pierna en el aire y Ryan desata toda la potencia de su enérgica follada. Las intensas sensaciones hacen que Rod se corra sobre sus abdominales, y Ryan añade su propio chorro a la mezcla. Suspirando de satisfacción, Ryan explica que "Urban Spokes" no es sólo una empresa de mensajería, sino también un club sexual secreto donde jinetes tan calientes como ellos pueden pasar el rato y correrse.
