En las aldeas aisladas de los Estados Unidos, hay muchos granjeros y vaqueros con grandes pollas, que necesitan jugar con otros muchachos. En esos lugares remotos no hay clubes de sexo o bares gay. Entonces, algunas veces los chicos se encuentran en aparcamientos y orinales, como los retretes rústicos. Un joven camper ha oído hablar de ello y está buscando compañía. No hay nadie, solo pensando en los machos que empieza a sacudir. Y ahí, milagro: un chico llega a la cabaña de al lado, listo para jugar. Mejor: llega un tercero. Resultado: el campista tomará la polla en todos los orificios e incluso se la follará directamente en las ranuras. Muy salvaje.