Este joven recluta militar sabe que hay que obedecer al sargento Sean Zevran. Así que cuando el sargento saca su enorme polla y le dice que se la chupe, lo hace. Es su primera vez. Nunca antes se había sentido gay, pero se deja iniciar y descubre la sensación de lamer la polla de un hombre y de tener la boca llena por un tronco imponente. Empieza a gustarle, pero no tiene tiempo de disfrutar: el sargento dominante le desvirga y le toca duromente el culo. Es doloroso, pero el placer empieza a aumentar...