La desgracia de un hombre es la felicidad de otro. Este playboy gay tatuado salió de su fiesta para echar una meada pero ahora se ha quedado fuera. Un tipo acude a su ate y le ofrece terminar la noche juntos. Como no tiene nada mejor que hacer, le dice que sí y le sigue hasta su casa. El anfitrión va a estar en el cielo: este playboy tatuado es una pasada. Un cuerpo muy musculoso y esculpido, una delicia para lamer, una buena polla dura y la guinda del pastel: ¡el tío es un top y folla como un Dios!