Ya sea un semental de cuero con autoridad o un constructor rudo y masculino, el hecho es que el agujero pertenece a papá. Fiel a la forma de Butch Dixon, esta película es un escaparate de hombres fornidos de pared a pared con grandes carnes sin cortar. Estos papás gruñen, gimen y maldicen mientras hacen un buen uso de sus cuerpos, sin duda empapados de sudor y semen al final. Adelante, echa una ojeada.