Es el final del turno del camarero de un club erótico. El musculoso y peludo semental ha tenido mucha acción durante toda la noche. Está muy excitado y tiene los cojones a punto de estallar. Está solo en el club, delante de un espejo, mirándose, con ganas de correrse. Su polla está dura como una piedra. La adula contra una mesa, utilizando su propia saliva para mantenerla bien resbaladiza. Unos pellizcos autoinfligidos en los pezones y ya está en camino de alcanzar el clímax... ¡Míralo!